Recientemente se ha aprobado una normativa en Lucca(Italia)que prohibe que la comida extranjera se sirva en su centro histórico. Se busca promocionar la gastronomía italiana y en especial, la de la región de Toscana, donde se encuentra la mencionada ciudad. El Ayuntamiento de Lucca justifica esta medida diciendo que se pretende preservar la tradición culinaria, que además es parte de su cultura. Sin embargo, tal medida esconde un sentimiento racista y xenófobo de quien ha aprobado la norma.
La gastronomía local puede perfectamente competir con la étnica, extranjera, exótica o como le quieran llamar. Es más, la mezcla de diferentes cocinas dan como resultado platos deliciosos y sobretodo, saludables. Comida de todas partes del mundo encontramos en las ciudades más cosmopolitas del orbe, como Nueva York, París, Londres, Madrid, etc., sin que la restauración autóctona haya perdido la más mínima clientela.
Además, los italianos se atribuyen como propia la comida elaborada a base de pasta, olvidándose que la trajo Marco Polo de Asia.
Nos tendrán que decir cuál es su gastronomía auténtica aparte del minestrone porque la pizza tuvo su origen en U.S.A.
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